Los naipes no solo han sido durante siglos, elementos de juegos y
apuestas, sino de adivinación del futuro, al igual que el tarot e
incluso los naipes convencionales que conocemos. Conozcamos mucho más
sobre uno de los más misteriosos y ancestrales: la baraja española.
La baraja española tiene su origen hace muchos siglos atrás, el cual se
une con todos los otros tipos de naipes: la baraja inglesa, francesa y
especialmente el tarot. Los primeros
registros de pedazos de papiro, cartón o algún otro material con dibujos
y símbolos se recoge en la china del año 600 de nuestra era, en plena
dinastía Tang. Se dice que la aristocracia china solía jugar diversos
juegos con cartas de tamaño grande y con curiosos ideogramas
Pronto, este sistema de juego se expandió al medio oriente, cambiando
de diseños y de significados hasta llegar a Europa en la Edad Media, de
manos de los cruzados y los viajeros quienes quedaron fascinados con
ellas. Son los habitantes del sultanato de los Mamelucos de Egipto,
quienes más influenciaron en el diseño que aún preserva la baraja
española: espadas, copas y monedas o pentagramas y que pronto se
trasladaría hacia el viejo continente.
Creadas como objetos para
el entretenimiento, pronto, comenzó a asociarse con lo oculto. Sus
imágenes representaban el orden político social de la época: la sota (o
el paje), la reina y el rey. Perseguidos por la Inquisición y la mayoría
de gobiernos, las cartas subsistieron bajo lugares secretos en donde se
practicaba la adivinación y cada uno de sus símbolos representaba
aparentemente la vida y la sociedad de la época, pero en el fondo eran
mensajes ocultos de lo que era considerado como pecado o brujería.
Y cada uno de los 4 palos: las copas, bastos, oros y espadas
simbolizarían los ejes por el que se movía la vida de los seres humanos
de la época: el comercio, la religión, las armas y el cultivo de la
tierra. Pronto, los iniciados en el mundo de lo inexplicable encontraron
en cada uno de estos naipes la puerta de entrada a los misterios que
más han fascinado a los h0mbres, entre ellos, la adivinación.
Se
dice por ejemplo, que los cuatro palos de la baraja española representan
los cuatro elementos de la naturaleza: el agua, aire, tierra y fuego.
También que los arquetipos y paradojas del universo por la que nos
regimos todos están representados en ellas y sus combinaciones. Lo
cierto es que, cuando llegó a Latinoamérica en el siglo XIX se posicionó
como herramienta para predecir el futuro
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