Conociendo al arcano menor dos de espadas

Podemos ver de frente la figura de una mujer, quien se encuentra sentada, de espaldas al océano, con los ojos vendados, y los brazos cruzados. En cada mano sostiene una gran espada. La mujer de esta carta ha decidido voluntariamente vendarse los ojos, tal vez con la intensión de reflejar una actitud de equilibrio. El mar que se encuentra detrás se encuentra en calma, sin embargo de él surgen algunas rocas, que pueden estar señalando problemas, obstáculos o meras preocupaciones que invaden el panorama mental del consultante.

Igualmente, en el cielo, en la esquina superior derecha, se puede ver una pequeña luna que se encuentra en fase cuarto creciente, y que para algunos está totalmente relacionada con la luna en cuarto creciente que yace a los pies de la Sacerdotisa indicando así la necesidad que se tiene siempre de estar en contacto con nuestras emociones e intuiciones, para poder ver más allá de lo evidente, al tiempo de saber escoger aquello que realmente nos conviene.

 De igual forma la forma en la cual sostiene las espadas es vista por los especialistas en símbolos como una clara señal de las intenciones que tiene esta mujer de cubrir y proteger sus emociones, pues tiene cruzados sus brazo justo sobre su pecho. De esta manera, no permite que ningún sentimiento nazca o salga de su corazón, así como tampoco permite que entre. En este sentido, la mujer de esta carta –al igual que lo ha hecho voluntariamente con su vista- también ha decidido cerrar el camino a su corazón. Igualmente, en esta carta, las espadas –de acuerdo a lo afirmado por los especialistas en simbología- señalan las barreras que el consultante puede estar colocando entre él y el mundo. Así el Dos de Espadas da cuenta de un bloqueo emocional y la imposibilidad –impuesta por nosotros mismos- de entrar en contacto con los otros que nos rodean.

Igualmente esta carta –como todo Dos- puede indicar cierta dualidad o disociación entre nuestra forma de actuar y nuestra forma de pensar, por lo que también habla de una división interna que puede estar trayéndonos bastantes impedimentos a la hora de ordenar nuestras emociones, o de relacionarnos con nuestros semejantes. Sea como sea, esta situación nos coloca obstáculos a la hora de concretar nuestros proyectos. De la misma forma nos habla de un bloqueo hacia las verdades que la vida va imponiendo, como si de alguna forma el consultante se rehusara a escuchar a la propia vida.

 ¿Qué nos quiere decir este arcano?

El Dos de Espadas representa la autodefensa y el exceso de sentido critico. Dudas, temor, desequilibrio y críticas son algunos de los conceptos que acompañan este arcano. 

• Su lado positivo es cuestionarse las cosas. 
• Su lado negativo es no querer ver la realidad. 

En cuanto a los planos concretos de la existencia, el Dos de Espadas también cuenta con significados específicos. Por ejemplo en el ámbito laboral, esta carta puede hacer referencia a la imposibilidad que siente el consultante de tomar una decisión. De esta forma, el Dos de Espadas puede estar haciendo referencia a un momento en que debe dejarse atrás una situación y simplemente no se cuenta con el valor suficiente para hacerlo. Sin embargo, algunos cartománticos señalan que tal vez esta decisión pospuesta es lo más positivo que puede tener el consultante, pues las emociones no se encuentran en su punto más equilibrado.

Por su parte, esta carta habla de un plano emocional bastante afectado, donde el consultante se resiste a dejar fluir sus sentimientos. En cuanto a las relaciones sentimentales, el Dos de Espadas da cuenta de una etapa de grandes enfrentamientos y discusiones, producto de una lucha de poderes, que no lleva a ningún lado. En este sentido se recuerda sobre la importancia de establecer una tregua y suspender las discusiones hasta que el periodo de confusión y bloqueo emocional haya pasado, pues de lo contrario se puede caer en el riesgo de decir cosas que lamentaremos después. Igualmente, esta carta surge como una advertencia al consultante para que rompa con la actitud de evitar sentir o de recibir demostraciones de afecto, pues lo que nos hace seres humanos es precisamente nuestra sensibilidad.